Y tú no te perfumes con palabras para consolarme,
déjame sólo conmigo,
con el íntimo enemigo que malvive de pensión en mi
corazón, el receloso,
el fugitivo, el más oscuro de los dos, el pariente pobre de la
duda. El que
nunca se desnuda si no me desnudo yo, el caprichoso, el orgulloso,
el otro el cómplice traidor
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